Eran apenas dos niños cuando se conocieron. Han pasado tantas cosas desde aquella primera mirada…
La vida hizo que a pesar del tiempo y la distancia se volvieran a ver, pudiendo comprobar que Cupido hizo muy bien su trabajo tras aquella flecha de amor en aquellos jóvenes corazones.
En aquel reencuentro, el interés, la curiosidad y el querer estar cerca el uno del otro no se habían esfumado y tuvieron la oportunidad de contarse muchas cosas. Ambos habían madurado. El resto de la historia forma parte del tiempo vivido con viajes interminables desde Montequinto a Villaverde durante sus años de noviazgo, permitiéndose ser el uno al otro tal cual son desde el cariño y respeto.
Una bonita historia de amor, que tuvimos la suerte de conocer desde cerca. Fue un placer acompañarlos en un día tan especial.
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